Un moco enorme ha salido de la nariz de Clara. Sorprendida, lo deja en una toalla del baño de su casa y, si no fuera por su pena, seguramente habría reído de su descomunal tamaño. No solo el tamaño era especial, sino también sus intenciones: hacer reír a Clara. La niña emprende una larga travesía para volver a encontrar ese esquivo ser al día siguiente en su escuela. Es una historia que apela al humor, con un moco de protagonista —un tanto asqueroso y, por tanto, gracioso—, que, a la vez, busca dejar una reflexión en el lector: cómo la risa suaviza la tristeza y las preocupaciones. No obstante, a veces el lenguaje utilizado para estas reflexiones se aleja del tono de la historia, quedando el mensaje algo forzado y explícito. Aun así, se destaca positivamente que los niños y las niñas del relato manifiesten sentimientos que, por lo general, no aparecen en los cuentos infantiles, como la pena, la preocupación y la angustia.