El protagonista de esta historia decide jugar solo a las canicas. En un momento, va a comprar nuevas, sin embargo, en vez de encontrar canicas, halla unos dulces de diversos tamaños, colores y sabores. Cada uno tiene un aspecto que le recuerdan algo y, cuando los empieza a comer, ¡puf! unas voces aparecen en su cabeza que le dicen cómo se sienten y qué piensan, aunque no puedan hablar. La autora Heena Baek entrega un álbum cargado de emociones, donde el texto se equilibra de manera perfecta entre la ternura e ingenuidad de la infancia y la profundidad de las emociones humanas. El libro, con una prosa evocadora y simple, y un lenguaje visual impactante, permite sumergirse en el universo del protagonista y en el de esas voces que lo rodean. Baek tiene un estilo único tanto en lo literario como en lo gráfico, lo que favorece que su obra entregue una experiencia literaria y estética inolvidable. Recomendado a partir de 3 años.