El rey del reino de la balanza inclinada repartió el tesoro, pero dejó al pueblo con una parte tan pequeña que “hasta la risa les faltaba”. En esta alegoría sobre la desigualdad, se retrata a un pueblo débil, a merced de la voluntad del monarca. El conflicto se resuelve demasiado fácilmente cuando un niño le dice al rey que tiene el alma pequeña, lo que provoca su inmediato arrepentimiento y una nueva y equitativa repartición. La solución recae sobre la autoridad, ¿no podía el pueblo buscar o crear nuevas riquezas? Las ilustraciones son fotografías de cuidadosos montajes representativos en madera, papel y cartón, que expanden el texto mostrando emociones de los personajes y paisajes del reino. Este es un libro para pensar y discutir, recomendado para leer con niños y niñas desde los 6 años.