La gallina castellana está muy preocupada: en lugar de decir coco, como todos los demás, su pollita dice caca, ¿qué estrategias usará para que sea como los otros; para no resaltar y menos de manera negativa? Esta historia cargada de humor, ternura y una aparente simplicidad logra abarcar temas profundos como la diferencia y la discriminación, sin caer en lecciones simplonas que menosprecien al lector. Por el contrario, el cuento abre la conversación y el diálogo a través de las risas. Las ilustraciones son austeras y recuerdan el trazo de un dibujo infantil, logrando complementar con gracia la historia y dar vida al simpático personaje.