La palabra resulta tan translúcida como el agua cuando se posa en las manos o se divide dejando espacios vacíos. El lenguaje intenta esclarecerse y comunicar ante el dolor de la pérdida y la memoria de las huellas que deja el cuerpo querido. Al expresarse la voz lírica, los versos se escinden dejando un vacío silencioso en las páginas, donde transita el recuerdo y las alegorías sobre cómo se revelan las imágenes y los mensajes cuando nos hallamos cerca de la orilla del mar. Quien se asoma en este texto apela con nostalgia y desasosiego a ese alguien que ya no está, en la búsqueda de un encuentro en el duelo, cuyas manos tocan el agua y sienten para recuperar la palabra. Este poemario habita y repite evocaciones de una hablante que intenta develar, tras las metáforas, una letanía que reivindica la afectación. Galardonada por el Premio Roberto Bolaño, categoría poesía 2024. Se recomienda desde los 15 años.