Versiones de Caperucita roja hay muchas: la que es comida por el lobo; la que es salvada el cazador; la que se hace amiga del lobo… y así un sinfín de adaptaciones para todos los gustos y sensibilidades lectoras. En este contexto es que Marjolaine nos presenta UNA Caperucita roja y no LA Caperucita roja. Así, la autora se suma a la reinvención de este personaje, a través de un libro álbum que supone que el lector conoce la versión original, para proponer una Caperucita intrépida e irónica que vencerá por sí misma la amenaza del lobo. La ilustración de trazos desprolijos dota de una expresión extraordinaria a los personajes, quienes se desenvuelven sobre un fondo blanco y cada cual es representado por un color: rojo y negro, respectivamente. Los diálogos de cada uno también se suman a ese juego de color. El libro propone una versión original que logra mantener parte de la esencia del cuento clásico.